En
las recetas en las que no se cocina nada (todo va en crudo) como en
este salmorejo es realmente importante que LOS
INGREDIENTES SEAN LOS MEJORES QUE PUEDAS OBTENER,
pues determinarán el resultado.
El tomate y el aceite que uses determinarán el sabor final de la
receta y marcarán la diferencia entre un salmorejo excepcional y uno
mediocre.
Elige
unos tomates bien maduros y algo tiernos (pero sin que estén
pasados). Si usas una Thermomix para preparar el salmorejo no
necesitas pelar el tomate ya que queda muy muy fino, pero si lo haces
con una batidora convencional es aconsejable pelarlos para obtener
una crema fina. Otra solución si lo quieres con una textura súper
fina es pasarlo por el chino cuando ya lo tengas hecho, de este modo
eliminas cualquier grumillo o pepita de tomate.
Yo
uso la batidora y te aseguro que va de lujo, a lo mejor no queda una
crema súper fina pero a mí también me gusta ver de qué está
hecho y si me encuentro un pequeño trocillo de pepita de tomate me
da lo mismo. En Córdoba hace 50 años en los cortijos no tenían
Thermomix ni batidora y les salía increíble, mejor que hoy día,
¡dadlo por seguro!
No
olvides que el salmorejo cordobés es una crema bastante espesa, si
la prefieres más ligera ve añadiendo más tomates hasta dejarla a
tu gusto o quita un poco de pan al principio de la receta
Elige
un aceite de oliva virgen extra que no tenga un sabor demasiado
marcado. Ten en cuenta que algunas variedades dejan un regusto amargo
en la garganta que pueden descompensar el sabor del resto de los
ingredientes del salmorejo.
Si
a pesar de haber elegido un buen aceite de oliva notas que tu
salmorejo queda amargo presta atención al ajo que usas y a los
tomates. En ocasiones las semillas del tomate amargan.
Con
estos ingredientes obtenemos medio litro de salmorejo. Si es solo una
tapa o aperitivo comerán cuatro o más personas, si es como un
primer plato tendrás dos raciones bien despachadas.
No me
cansaré de decir que nuestras madres son las mejores cocineras que
tendremos la suerte de encontrarnos en la vida, todos tenemos en el
algún rinconcillo de nuestra memoria ese plato que nuestra madre nos
hace con tanto esmero y cariño y que nos sabe a gloria, pues aquí
está el mío:
INGREDIENTES
500
gr. de tomates
100
gr. de pan duro
100
ml. de aceite de oliva virgen extra
1
diente de ajo
sal
ELABORACIÓN
Lo
primero es pelar los tomates y quitarles el tallo. Córtalos a
cascos, mételos en el bol junto con una pizca de sal y pásales la
batidora hasta que no quede ni rastro de grumillos (es importante que
el tomate quede bien triturado antes de meterle el pan).
Seguidamente
coge el pan, trocéalo y agrégaselo a los tomates triturados, si el
pan está muy duro deja que se moje bien con el tomate durante un
rato. Tritura un poco.
Pela el diente de ajo, y como lo vamos a usar en crudo te doy dos opciones:
- si no quieres que pique mucho y se te repita, quítale el tallo central.
- si te gusta que el salmorejo sepa a ajo (como a mí) pues pélalo y ya.
Corta
el diente de ajo en varios trozos y añádelo al pan y al tomate. Mi
consejo es que añadas solo la mitad y luego cuando pruebes decidas
si añades más o no.
Añade
también el aceite de oliva a chorro fino mientas trituras hasta que
quede bien fino el salmorejo. Prueba de sal y rectifica. También es
el momento de añadir más ajo si te gusta el salmorejo más fuerte y
darle otro toque de batidora hasta que se integre.
Por
último mételo en la nevera y sírvelo bien fresquito. Puedes
acompañarlo de taquitos de jamón, huevo cocido y un chorrillo de
aceite de oliva.
Sal
de la cocina y cómetelo!!!!
JOSÉ
LÓPEZ
P.D.
No me he olvidado del vinagre! Yo no le pongo vinagre. Considero que
el tomate ya tiene de por sí la suficiente acidez que le aporta a
este plato como para mitigar sus características con vinagre.