TORTILLITA DE PAN RALLADO SOBRE ALBORONÍA

Cuando mi abuela me regaló esta sartén, yo aun no era consciente de que años después me dedicaría a la cocina y haría de ello mi profesión. Era una vieja sartén diminuta que tenía en casa y en la que siempre me hacían tortillas de pan rallado. Un día, hace muchos años, se la pedí y no dudó en regalármela.

Desgraciadamente mi abuela ya no está entre nosotros, nos abandonó en noviembre del año pasado a la edad de 90 años. Había vivido lo suficiente, quizás sí, pero no lo suficiente que yo hubiese querido. Hoy 30 de abril de 2013, día de su cumpleaños, cumpliría los 91.


Hay personas en esta vida que deberían ser inmortales. Y las abuelas, estaréis de acuerdo conmigo que deberían de serlo. Escuché por ahí que las abuelas son seres con plata en el pelo y oro en el corazón. Sus manos delgadas, de tacto frío y frágiles, reflejaban claramente que los años no pasaron en vano. Y su rostro repleto de arrugas, una por cada momento vivido dulce y amargo. Pero ahí estaban sus ojos, un espejo en el que siempre estuve bien mirado. 

Estoy redactando estas líneas y me invade la añoranza, pues físicamente mi abuela no está pero emocionalmente no me abandonará mientras yo tenga uso de razón. De una personalidad arrolladora, se mantuvo lúcida hasta prácticamente los últimos días de su existencia; 6 hijos, 4 nueras, 2 yernos, 14 nietos y 2 biznietas, jamás olvidó un cumpleaños, jamás olvidó un santoral, siempre preocupada por los suyos sin preferencias, todos por igual.

¿Cómo voy a olvidar a alguien así?, ¿cómo voy a olvidar a alguien que me dedicó parte de su vida?, a alguien que jamás supo decirme no cuando la necesité, a alguien que a pesar de haberse ido no me ha abandonado.

La muerte nos sonríe a todos, para que llorarle, devolvámosle la sonrisa y pronto nos sentiremos más alegres. Hoy día 30 de abril no estarás aquí para que te de dos besos bien dados, pero eso no me va a impedir que allá donde quiera que estés te dedique la receta y te desee un...

¡FELIZ CUMPLEAÑOS CORAZÓN!







La receta de hoy no es ninguna casualidad. Son las 2 únicas elaboraciones que yo siempre he comido única y exclusivamente en casa de mi abuela: las tortillas de pan rallado y la alboronía. Jamás las he probado fuera de su comedor. Estas recetas no son novedad alguna, en el pasado eran la alimentación de muchas personas, pero actualmente están casi en desuso. Ingredientes básicos, al alcance de cualquier bolsillo y sin ningún misterio de elaboración.

Alboronía, cuya pronunciación es boronía o moronía y en algunas partes almoronía, según el diccionario es palabra de origen árabe, haciendo referencia a un guisado de diferentes hortalizas picadas y cocinadas. Consiste en un guisado de berenjenas, tomates, pimiento y calabazas, todo ello bien mezclado con pimentón. Muchos aseguran que la alboronía es la mater de todos los pistos: manchego, madrileño, bilbaíno, la xanfaina catalana y la fritada aragonesa.




INGREDIENTES


Para la tortilla de pan rallado

2 huevos
3 cucharadas de pan rallado
sal


Para la alboronía

1 berenjena
200 gr. de calabaza
1 cebolla 
3 tomates maduros
1 diente de ajo
1 pimiento verde
aceite de oliva, sal y pimienta y pimentón



ELABORACIÓN


Para la tortilla de pan rallado
Proceder como una tortilla cualquiera batiendo los huevos ligeramente y agregándole las cucharadas de pan rallado. Si es pan rallado en casa mejor.
No hay que cocerla mucho pues se pondría muy dura. Y debe de comerse recién hecha que es como más rica está.


Para la alboronía
Pelar la calabaza y la berenjena, trocearla con una picada mediana ni muy pequeña ni muy gruesa. Hervir durante unos 15 minutos hasta que se ablanden.


Picar la cebolla y el diente de ajo y poner a sofreír con un poco de aceite. Cuando empiecen a coger color añadir el tomate pelado, despepitado y troceado, rehogar 10 minutos a fuego medio.



Incorporar la calabaza y berenjena, salpimentar. Tapar y a fuego mínimo dejar cocer unos 20 minutos.



Esto ha sido todo por hoy. Recetas con sentimiento, recetas del corazón.